10 de mayo de 2009

Salvar una vida es salvar al mundo.

Tengo razones por las que estar triste. Verse contra la pared mientras las desgracias te acorralan es un peso con el que tengo que cargar todos los días, pero a veces me superan. Sería estúpido llamar a mis problemas desgracias, no soy tan egoísta. No me refiero a mis problemas, sino a los de mi alrededor. A veces me quiebro al pensar que un corazón está sufriendo. Que las cosas no vayan bien, estar lejos de un lugar, no tener cerca a esa persona, no poder hacer algo... pero en palabras mayores. La vida es un gran sufrir. Ves como delante de tus ojos la gente lucha por crear su mayor felicidad, y es normal, todos lo hacemos. Pero desgraciadamente, como dijo en su momento Marx, un burgués no se levanta una mañana y se da cuenta que hay que cambiar este modelo de vida porque es inhumano, al igual que una persona con el corazón podrido y cae en que su comportamiento es el inadecuado. Creo que el mundo ya es duro de por sí. Pasar por momentos en los que te sientes impotente por al saber que hay muchas cosas que no podrás hacer, andar por tu vida mientras los demás se separan de ti y aunque acabamos en el mismo sitio, no se sabe si es peor ser el primero, o el último. Sentir que estás en el lugar equivocado y que necesitas volver a ese lugar donde tan cómoda te sientes, o simplemente que esas personas te lo hagan sentir. Y más dolor se suma a la mochila al reconocer que todos los que van a leer esto, o los que tienen la posibilidad de ello, somos los que más suerte hemos tenido en esta vida. Mientras lees esto, mientras vas a la cocina a coger algo para picar, cuando te quejas de tener que estudiar, o te entristeces porque tus padres hoy no te dejan salir, personas de no tan lejos de ti no conocen ese sentimiento porque sus corazones tienen una misión aun mayor: sobrevivir. Tengo razones por las que estar triste, pero no por mi, sino por ellos. A veces, me pregunto si es mejor tener en cuenta todo esto, o mejor no saber de nada... Siempre tendré esa pregunta en mi cabeza... si lo mejor es ser ignorante, ya que así, obtendremos la mayor felicidad. Pero si soy consciente de todo esto, es porque también me tengo que sentir obligada a hacer algo. Algo hay que hacer, algo haré. (Nota: No puse imágenes más explícitas para no incomodar a los leyentes).

2 comentarios:

Behk dijo...

Tienes razón en una cosa: la ignorancia es la madre de la felicidad. El no saber cómo funciona ahora mismo el mundo nos quitaría de encima una gran responsabilidad. Pero también te diré que es importante que valores tus pensamientos. No todo el mundo siente dolor por los problemas ajenos y asume la determinación de hacer algo por solucionarlos. Para lo que ya no tengo respuesta es para mi continuo interrogante: ¿sirve de algo que yo luche por ellos? ¿los que están al mando del mundo van a permitirme que cambie la situación de "su" territorio?

Por esa razón, te recomendaría que te plantees metas más pequeñas y cercanas, que te harán sentir mejor. No podemos quitar el hambre a un país entero, pero seguramente en donde vives haya vagabundos o gente con problemas, minorías marginadas. Y sí puedes empezar por ahí, por unirte a un grupo de voluntarios en una organización cercana, empezando a solucionar los problemas más pequeños, los que son posibles arreglar.

Viste Fruits Basked, ¿no? (Me suena que sí). Entonces recordarás una escena en la que Tooru comparaba sus problemas con una montaña de ropa sucia. Cuando ves la enorme montaña de ropa te agobias y no sabes qué hacer, pero si empiezas a limpiar la ropa de una esquina, avanzando poco a poco en la tarea, limpiarás toda la montaña antes de darte cuenta.

Un saludo.

Unknown dijo...

Buena similitud.
Seguiré tu consejo, gracias! :)