15 de mayo de 2011

Todo lo que no esperabas ser.

El conocimiento de una intensa punzada duele más al divisarse con los ojos de cordero degollado. Sabía ya el color que mantiene el dolor cuando mancha mi corazón, pero no entendía por qué esta vez no conseguía controlarla, y cada segundo que paseaba esas despreciables pautas morales por mi cabeza, el negro de la agonía teñía todo mi corazón extendiéndose por pulmones como el cáncer va pudriendo el interior de la persona, y su vitalidad. Y así mi amor iba desapareciendo bajo el tinte de la tortura que era para mi considerar el hecho de que siguieses alimentando esa perspectiva ante la vida mientras yo que lo que tocaba en esa ocasión. Y cada vez los gritos de mi moribundo corazón fueron desahogados bajo mis labios en forma de causa de disputa. "¿Y qué puedo hacer?" me consultabas con la más grande exasperación jamás percibida en tu mirada. Y yo abatida me daba por vencida por un pasado que ante mis principios era inaceptable, por primera vez en este tipo de asuntos, estaba totalmente en blanco.
Era una lucha entre mi parte iusnaturalista y la positivista. Una maleable y blanda perspectiva que se dejaba llevar por la risueña mentalidad sin considerar presente ni pasado y atente a la idea subjetiva de la vida sin tener en cuenta las consecuencias que conllevan a la más grande de las penas. En cambio, la otra rígida e inflexible que como escudo salvaguarda bajo el sacrificio de la libertad de algunos sentimientos que tendrán que ser omitidos para que el arriesgarse no sea parte de las opciones para que así no me superen los llantos a los que observo desde la lejanía con pavor. No, lo siento... pero no puedo quebrantar ni mi razonamiento objetivo ni la ingenuidad y belleza del dejarse llevar.
Tras el mayor ataque de ansiedad provocado, aunque fuese de forma necesaria, solucionaste el conflicto como tu bien sabes: a base de estrenar tus sentimientos que explotan y vierten todo lo que mi cuerpo precisa para conseguir que vuelva a la normalidad. Que no... que nunca lo entendí, pero no puedes optar por alternativas si desconoces la existencia de otra a elegir. Y sí... he de reconocer que me quedé boquiabierta, que era lo que me urgía ya que era lo que desde hace mucho tiempo ansiaba. No lo esperaba, ya que no consideré tal solución... pero es verdad que ahora sí que esto es perfecto. Sí, volvamos a empezar y que este tiempo de enseñanza haya terminado, que ahora nos tocan los momentos de disfrutar de tus sentimientos y de mi felicidad. Comenzaste a ser todo lo que no te esperabas ser y que yo no me creía que llegaras a ser.