28 de febrero de 2009

Odio ese dolor en el pecho, el que te recuerda que las cosas cambian y el tiempo pasa rápido cuando estás bien y lento en los peores momentos que se hacen eternos.
Y la impotencia de querer llevar el bien a todo y que solo se expanda confusión a tu alrededor. Parece que cuanto más cerca estás de la meta, menos haces por llegar a ella.
Cosas muy simples son las que hacen esta vida feliz... nacer, jugar, estar sano, tener amigos, tener pareja, tener hijos, no sentirte solo y morir sabiendo que has hecho todo lo posible en esta vida; pero a veces tener todo esto es más complicado de lo que parece. Hay cosas que no he hecho en esta vida y por las que no siento la emoción de llevarlas a cabo.
Siento un gran pesar acordándome de todos los que no se acuerdan de mí, de como hubiese sido todo mejor en sus vidas y de lo que he hecho yo en ellas. Aunque sé que si volvería a esas situaciones, volvería a hacer lo mismo que ya hice una vez, ya que no es caer sobre la misma piedra, sino mi forma de llevar una justicia. No es nada malo, sino diferente.
Necesito correr lejos, correr sin pensar en los que me ven, sin mirar el reloj para no llegar tarde, sin fijarme por donde voy para llegar por el atajo más corto, sin mirar por donde piso por miedo a caerme. En un lugar donde nadie me conozca y me juzgue.
Pero sé que por mucho que fuese a ese lugar, desgraciadamente no me olvidaré de esos pasados recuerdos que presionan mi mente. Aunque también tiene su ventaja, ya que sin ellos no tendría tampoco esos bonitos recuerdos compartidos con esas personas, y toda esa sabiduría que se va formando poco a poco con la experiencia de uno mismo. Pero a veces es difícil contener la intención de preguntarse ¿merece la pena soportar ese sufrimiento solamente por aguardar recuerdos hermosos en la mente?

Y no hace tanto...

Pareja 1
-¡Es que es injusto! No se da cuenta de lo que tiene, de la suerte que posee en sus manos.
- Y tu tampoco te das cuenta de la suerte que posees, la belleza que contienes en tu rostro y el suave tacto de tu piel como valles explotados por praderas verdes.
- Belleza es lo que posee un hecho cuando esos pobres desdichados consiguen el pan de cada día, no el de hoy y hambre para mañana.
- Ay! Sacia mi sed divina con esos esponjosos labios que dan tanta polémica a nuestro presente. Deja que disfrute de tus senos jugosos y que mi mente indaga en la magia de tu cuerpo ya que es lo que te dará ese pan para mañana.
- Mis labios no quedarán sellados. Si Dios me los entregó fue para dejar que mi voz rompedora sea escuchada y que mi palabra sea promulgada ante todos.
- Calla mujer, que por locas se les toma a las que calientan esa saliva y no con pasión carnal, e inteligentes a las que piensan antes de hablar y callarse luego hacen como es debido y asentir tras el mejor mandar.
El marido al igual que rey, poder absoluto en su hogar, y si exige su placer diario, como buena mujer cederá, ya que de una inteligencia no se vive, pero de una bonita cara sí se come.
Pareja 2
- Sabía yo lo que es amor, ojos jurad que no, por que nunca había visto una belleza así...
- Como usted lee a Romeo, yo leo a Julieta, y la imagen de un buen recuerdo de unas bellas palabras no conseguirán que mi corazón se ablande y caiga a sus pies. Ay Leopoldo! Mucho usted va a tener que obrar para conseguir que esta dulce cara demuestre un poco de afecto.
- Lobo con piel de oveja, controla ese desprecio hacia tu futuro esposo, ya que es la mejor amiga de la pobreza: No sueñes más y duerme tranquila, que mi honrado corazón aceptará tus disculpas.
- Equivocado estás, ya que hambrunas prefiero sufrir antes que dejar que usted ocupe mi corazón y mi vientre con sus memeces y vivir con esa desgracia eternamente.
- Ganada la batalla, pero no la guerra. No confundas si crees llevar razón, cuida tus palabras, si no quieres acabar muy mal parada.

13 de febrero de 2009

Y ya en uno menos...

Antes podía dibujar en mi mente mi futuro incierto, que cambiada en cuestión de segundos, pero mi cabeza segura de sí misma conseguía tener el ánimo de luchar contra lo que sea y esperar el tiempo que hiciese falta para llegar a ello.
Pero desde aquellos sucesos que han envenenado (pero no conseguido pudrir) a mi antes corazón activo, me han hecho ver la vida de un color más crudo, y ha conseguido que mi ingenua mente sea ya un poco más fría y calculadora.
No me arrepiento de ningún suceso, pero detesto la idea de volverme más seria, que no significa más madura ya que ese aspecto sigue intacto, aunque supongo que es un cambio que tarde o temprano les ocurre a todos, en mayor o menor medida, antes o después.
Ahora al pensar en mi mañana, escapándose de mis manos, en mi mente se forma una barrera en blanco que no me deja sobrepasar un poco más mi vista hacia mis deseos, ya que se cubre de una capa de dudas que no me dejan pisar con fuerza el suelo del camino en el que tengo que pasar como antes hacía con facilidad.
Como nos enseñó Ortega, todos tenemos una misión, un destino, pero nosotros tenemos que elegir o continuar el arduo camino para realizarlas o no hacer el esfuerzo de superarse a sí mismo. Pero mi pregunta es la siguiente: ¿Cuál es verdaderamente mi destino?
Puede que eso sea lo que me provoca este malestar... el hecho de ya haberme concienciado de que me va a faltar vida para ver todos aquellos países a los que decía querer ir, aquellos idiomas que decía de aprender y todas esas personas que pensaba ayudar. Puede que eso me haga dudar sobre qué escoger, porque no sé que camino me va a llevar a mi destino, ni cual elección va a ayudarme a cumplir el máximo de mis deseos. Bueno, conseguí encontrar al fín el problema... ahora toca buscar solución a ello.