8 de agosto de 2009

¡Dímelo!

Por favor, dime que todo tiene solución, dime que tengo solución.
Dime que me quieres y que todo ya pasó. Odio hacer que sientas pena por mi, me hace sentir ridícula, más de lo que ya soy por como me comporto.
No quiero mojarte más con mis lágrimas por las cosas que me hacen sufrir, por los humanos que me desilusionan y por el dolor que siente por la crueldad con la que se carga en esta vida.
Por favor, dímelo.
Todo se vuelve perfecto con solo un te quiero de tus labios. Toda la tormenta se desprende de mi ser cuando te encuentras a mi lado, y entre tus brazos vuelve mi calma al saber que me quieres y que tengo solución.
Y ahora dame un beso y que recobre mi persona dejando atrás mi desesperación, que mi cuerpo vuelva a la normalidad y que exhausto sea arropado por las sábanas de la noche, y todavía entre tus brazos, caiga plácidamente en los juegos de los sueños.

5 de agosto de 2009

No. Solamente no.

Su cuerpo y su alma, ya no son un mismo ser.
Blanco...
21 gramos dicen que pesa, pero en realidad es mucho más que eso.
Su piel va aclarándose a tiempo que poco a poco sus vibraciones desaparecen. Su voz, un sonido del pasado que tras el paso de los segundos con más dificultad será recodada.
Exhala el último suspiro con ayuda de las máquinas, que intentan que no sea otra muerte trágica. Tus fotos de ayer fueron miradas con gracia, ahora los queridos vuelven los ojos con lágrimas y con anhelo sufren al pensar, que esa sonrisa no volverá a ser provocada...
Esta vez no solo se lleva una vida, también arrastra partes de otras almas manchando los rostros que se queda en su corazón.
Elegante vestimenta pero no por buen motivo. No es un día especial, es un final de los no queridos. Para despedirse de nosotros en cuerpo tendido, porque su alma tanto como su recuerdo, nunca podrán escuchar un adiós de nuestras almas, ya que ya son parte de nosotros.