5 de agosto de 2009

No. Solamente no.

Su cuerpo y su alma, ya no son un mismo ser.
Blanco...
21 gramos dicen que pesa, pero en realidad es mucho más que eso.
Su piel va aclarándose a tiempo que poco a poco sus vibraciones desaparecen. Su voz, un sonido del pasado que tras el paso de los segundos con más dificultad será recodada.
Exhala el último suspiro con ayuda de las máquinas, que intentan que no sea otra muerte trágica. Tus fotos de ayer fueron miradas con gracia, ahora los queridos vuelven los ojos con lágrimas y con anhelo sufren al pensar, que esa sonrisa no volverá a ser provocada...
Esta vez no solo se lleva una vida, también arrastra partes de otras almas manchando los rostros que se queda en su corazón.
Elegante vestimenta pero no por buen motivo. No es un día especial, es un final de los no queridos. Para despedirse de nosotros en cuerpo tendido, porque su alma tanto como su recuerdo, nunca podrán escuchar un adiós de nuestras almas, ya que ya son parte de nosotros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues la verdad es que sí...creo que es una de las cosas a las que tenemos certeza que tendremos que enfrentarnos muchas veces en la vida y nunca llegamos a "acostumbrarnos" o a entenderlo muy bien.

Quizá eso nos hace más humanos