24 de octubre de 2009

Estrenando presentación.

Tumbada en la cama, el sol se filtra por mis ojos penetrando con fuerza e iluminando mi alegría. Observando la realidad descubrí que esa maldición ya no tiñe mi camino de desgracias, parece que el cambio de vida amaneció como una nueva y deslumbrante mañana de domingo. Todo comenzó con vergüenza, un poco de desubicación y mucho miedo, se repetía la situación de hace 7 años, y mi gran temor es que acabase de la misma forma. No obstante, no tuve en cuenta el factor sorpresa: existen más colores de los que conocemos. Y cuando me dí cuenta, me tocaba ser parte de la actuación. La confianza me regaló de nuevo mi felicidad, y estaba de vuelta en el cielo de la vida, con esponjosas nubes y rozando la maravilla con la punta de los dedos. Todo ocurrió tan deprisa y hacía tanto tiempo que no era tan bonita la vida que había olvidado el constante sentimiento de estar bien. Tantas sonrisas, tantos abrazos y tantas ganas de reír que me faltaba tiempo para descargar todas mis ansias por conocer a cada nuevo trocito de mundo que forma el conjunto de mi nueva familia. De tantos con quien compartir vida que no tengo tiempo ni de echar de menos el saber volver a casa. Y cada vez más perfecto... Pero no todo lo que reluce es oro, así que tendré que andar con pies de plomo y tener cuidado, nunca se sabe donde explotará una mina. Cuando los expertos me consolaban con la afirmación de que este salto iba a ser el que más me acercaría a las estrellas, yo lo negaba rotundamente. Aunque siempre maltraté al dicho "mejor malo conococido que malo por conocer", esta vez me apoyaba bastante en él. Y ahora me encuentro sentada en mi escritorio, decorado por recuerdos de mi inolvidable pasado, colores vivos revueltos y aumentando los objetos de mi nueva colección, de mi etapa universitaria. El sol se escurre entre las cortinas de cuadros un día del fin de octubre, y mientras tanto escucho a pequeñas vidas con mucho futuro chillar inocentemente que sus estómagos rugen y correteando bajar al comedor para acallar su hambre. Poco a poco les consigo poner vida a esas nuevas caras. Disfruto como nunca conociendo nuevas mentes con las que me pregunto cómo he podido pasar tanto tiempo sin conocerlas. Y con el tiempo las personalidades se liman hasta conseguir un perfil más adecuado, hasta llegar a formar parte de otras nuevas vidas, al igual que ya forman parte de la mia.