4 de mayo de 2009

Requiem

Ser dependiente es duro. El hecho de necesitar un ser cercano en el que apoyarte para que tus inseguridades desaparezcan es difícil, ya que cada vez que sucede algo que te produce un malestar entre tu amistad con esa persona que te importa tanto, te vuelves más vulnerable a todo. Eres capaz de comerte el mundo siempre que sepas que esa persona está mirándote y pensando que hagas lo que hagas, siempre estará ahí. Pero el hecho de que tu felicidad no esté en tus manos es algo que no te hace muy feliz. El problema aparece cuando te convences de que el estar solo es un sufrimiento. Te convences sin darte cuenta que estás sola. Y aunque no lo estés, las ideas paranóicas que sobrevuelan tu cabeza bombeándola hasta conseguir hacerte daño al pensar ¿Y si es verdad? Es necesario aprender que la soledad no es un castigo, sino una situación más de la que tienes que sacar un provecho. Como bien dice mi psicóloga oculta, el mayor paso es conocerse a sí misma y aceptar ese defecto tuyo... el último salto es buscarle solución. Espero que lo encuentre pronto...

No hay comentarios: