20 de julio de 2010

Un saltito muy importante.

Después de una pelea con una querida amiga, quise controlar mis sentimientos para observar la situación detenidamente y desde una perspectiva más objetiva y hasta considerando la empatía. Pero eso solo hizo que realzase más mi opinión sobre el tema tratado.
No mantengo la imagen querida, sino simplemente la que soy, la que tengo... ya que después de todo es lo único que nos pertenece y lo que nadie podrá nunca arrebatárnoslo, solo quedará en nuestras manos dejarla que corra libre para que divulgue en cada corriente y se mantenga a pesar de ello fuerte e inmóvil, o decisión de uno propio es el dejarse llevar por las olas del mar sin crear tus propias espectativas sobre la vida misma, simplemente viviendo, sin buscar razón absoluta por la que vivir.
Y en momentos críticos me gusta mantener la calma y visualizar si verdaderamente merece la pena luchar por esa discreción o admitir que todos somos diferentes, cosa que es normal. Pero de nuevo consiguió que mi opinión sobre la discusión en concreto se mantuviese más erguido que nunca.
Debido a ese suceso, descubrí una de las pruebas de cuando sobrepasas la línea entre ser adolescente y ser un adulto. Todavía recuerdo esos momentos ridículos de popularidad en los que nos cundía el pánico al pensar en que el chico por el que morías había mantenido una conversación con otra, que debíamos conservar la mejor imagen para gustar sintiendo miedo por el peso, el acné, ser más divertido y más alabado, siempre queriendo demostrar ante todos los brillantemente perfecta que intentas ser pero que todos saben que no eres. Y te autoconvences que lo haces porque te gusta, pero realmente es porque eres una gota de agua en una ola del mar que viene y va, que se deja llevar.
Y es ahí cuando eres consciente que no debes mantener pautas, ni obligarte a sentir necesidad donde realmente no la hay. Cuando abres los ojos y te das cuenta que realmente todo eso es una memez, que importa lo mismo que un excremento reseco de animal en mitad de un monte: es decir, NADA.
Que lo único importante es conocerse a sí mismo, mantener una paz interior y obtener lo verdaderamente necesario para ser feliz: necesidades básicas como alimentos, líquidos, seguridad, horas de sueño y objetos para abrigar tu cuerpo del frío; tener una familia que te cuide, o crearla; conseguir sentirte completa al obtener la compañía de un cónyuge y conseguir un trabajo en el que consigas mantenerte en la cúspide de Maslow, la autorealización. Y existen persona que vivirían felices descartando algunas de las necesidades que he enumerado.
Este post it consiguió llamar toda mi atención al abreviar todo lo que intento decir en unas siete palabras (cosa que yo no podría debido a mi extensión al decir lo que siento, queriendo dejarlo completamente claro).

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