7 de enero de 2009

Una ciudad con mucha risa

Todo quien me conoce sabe la gran duda existencial que revoloteaba por mi cabeza dejándome un amplio espacio de tiempo borroso en la visión de mi futuro. Pues tras 4 días en una preciosa y acogedora ciudad vecina a la nuestra tengo la respuesta a la incógnita. Quiero ser una universitaria "granaina" Me he enamorado locamente de una pequeña ciudad fría pero acogedora que me sorprendía por cada esquina que doblaba y se me encogía el corazón con cada persona que se cruzaba por mi camino. Es sorprendente lo enérgica que puedes sentirte al estar rodeada de edificios, tiendas y monumentos que llaman a la puerta de mi curiosidad. Supongo que es el cambio que llevo esperando desde hace más de 6 años, pero nunca he sabido cual era el lugar donde tenía que seguir mi camino formándome hasta llegar a ser la importante política española (belga) que buscaban desde ese impaciente tiempo. Dolorosamente temo el momento de separarme de este pueblo que tantos recuerdos ha adquirido mi memoria de él, pero creo que es necesario poner a prueba si verdaderamente le he cogido cariño a sus calles y a su gente. La distancia siempre es dura, pero las buenas amistades son eternas y tengo también algunas me acompañan en este cambio, y si no, siempre se puede conocer a esas buenas personas...
Y tendré que acomodarme a aceptar los nuevos sentimientos con los brazos abiertos, como a esta nueva ciudad y mi nueva vida. Ya estoy empezando a añorar a este pueblo aunque ni siquiera me he ido.

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