Cada tronco posee sus propias raíces. Cortas o extensas, profundas o superficiales, quebradizas o intensamente poderosas, son las que te mantienen atado a esta tierra. La incomodidad de una situación deseada pero no tuya nunca había sido una de las mías, pero retengo la idea de que tendré que soportarla muchos agradables años en los que quiera vivirlo pero que al separarme volveré a base de sal a deteriorar la llaga de una forma natural. Ese intento por un corazón de bromuro se vuelve una misión fallida cada vez que intento volverme independiente. Podría auto-convencerme en silencio aceptando el abrazo y volverme una otra más de un conjunto al que no pertenezco y al que verdaderamente no quiero pertenecer, pero a falta de pan... buenas son tortas, o en su defecto galletas.
No, no sé... tal vez. Pero no. Aunque... pff, qué ganas de complicarse este vivir. Maldito es el sentir por compartir.
2 comentarios:
¿Es cosa mía o lo has dejado con tu novio?
Se nota de lejos que pasas por mala racha.
¡Para nada! Ahora estamos más unidos que nunca...
No se trata de una mala racha ni muchísimo menos, la verdad es que considero que estoy viviendo los mejores momentos de mi vida. Creo que no has llegado a entender lo que intentaba demostrar con las metáforas del texto. Te explicaré el sentido de este cuando tenga oportunidad, por privado.
¡Un beso!
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